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Villar del Rey

Lleno total... al final tuvimos que danzar la fiesta de Belinda entre el publico, pues no había espacio en el escenario para todas las niñas y niños voluntarios que acudieron a nuestra petición de ayuda.

Aunque no fue nuestro mejor día, teníamos a Daniela con las cervicales doloridas, a Carmen con jaqueca, y a Pedro se le lío la letra del rap en la cabeza... finalmente no quedamos descontentas/os con el resultado.

Era el gran día de Germán que aparecía como padre de Belinda ... y lo hizo súper bien... pues como él dice, llego a creerse y casi llora recordando a su esposa fallecida... y el futuro de su pequeña hija.


Una vez más lo pasamos bien en este viaje imaginario, acompañadas/os de personas amables, cantarinas y de aplauso fácil, porque pese a todas nuestras deficiencias, nos apaludieron a rabiar.

Lo triste es que al parecer fuera de nuestro pequeño mundo el país anda revuelto a causa de desconocimientos e ignorancias. Hay manifestaciones contra la inmigración, pidiendo que no vengan... ¿qué no vengan?... yo digo, dejemos de llamarlos. Dejemos de dar envidia a través de nuestra vida opulenta, abramos las fronteras económicas (aranceles e industrialización) igual que abrimos las fronteras a una mano de obra barata que cuida de nuestras casas, recoge nuestras cosechas y acompaña a nuestros ancianos.


Nuestro pequeño espectáculo quiere mostrar que todas las personas están preocupadas por lo mismo: comer, beber y amar... y que la solución pasa por la empatía... y por dejar de estar enfadados y resentidos. Recuerden, pertenecemos a una especie que salio de África, y que ha poblado el mundo... parece que movernos de acá para allá es parte de nuestra naturaleza.

Es mi humilde opinión.

Con afecto inmenso,

Carmen Ibarlucea
(Extremeña de adopción, nacida en Chile de padre asturiano, tataranieta de vasco emigrado... y ¡quien sabe que más!)

Mejorada añorada

Parece que hace un mundo, desde nuestra estancia en Mejorada del Campo. Para nuestro rapero particular será inolvidable pues allá estreno el rap que pone punto y final al cuento japones.


Aquella mañana eramos dos grupos para compartir el tiempo y la atención del publico, un grupo de teatro escolar que lleva años dramatizando cuentos, impulsados y de la mano de tres madres ¿locas como nosotras mismas?, para ellas y ellos también fue inolvidable pues era la primera vez que salían de la escuela. La iniciativa es buenísima, pues los personajes son siempre rotativos, dando así a cada participante en el taller de teatro ese minuto de gloria y desafió que implica ser protagonista. Las madres en el taller hacen labores de dirección y coordinación, pero a escena... cara a cara con el publico, salen las niñas y los niños solos.


Para nosotros fue un placer actuar en un teatro de verdad, por lo descansado del montaje... no me interpreten mal, pero no siempre contamos con escenario fijo, enchufes, luces y micrófonos de ambiente, y no saben lo molesto que es tener que llevar el inalámbrico colgado del cuello.


Pero sobre todas las cosas, es un pacer actuar cuando el publico tiene ganas de conectar contigo, tiene ganas de reír y de cantar... "repitan conmigo, ¡¡dos veces!!..." y tienen ganas de hacer realidad lo que buscamos juntas y juntos... un mundo plural de justicia y paz.


Y después, para mayor placer, nos invitaron a comer paella junto a las niñas, niños y madres del grupo con quienes habíamos compartido la mañana.


¡Gracias Mejorada! y a continuar con el Festival de Teatro para la Convivencia.

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